Abrir un restaurante en el mes de febrero y obtener una estrella Michelin ese mismo septiembre no es nada fácil, es más bien un sueño, un sueño al alcance del sello Arzak y algunos más.
Aquí anuncié la apertura del restaurante asesorado por Arzak Instruction, Ametsa, ubicado en el corazón de Londres más concretamente en el hotel Halkin. Un espacio destinado a homenajear la cocina tradicional vasca con toques de innovación y que cuenta con el privilegio de ser el primer restaurante español del Reino Unido con una estrella Michelin.
La decoración está inspirada en el restaurante Arzak de San Sebastián, transmitiendo serenidad y fuerza al mismo tiempo a partir de colores pálidos y cálidos. Del techo cuelgan 7.000 tubos de ensayo llenos de diferentes especias recordando al taller que el cocinero tiene en Donosti además de evocar las mareas de La Concha mediante la ondulación que ellos crean.
Lo que comimos:
Pedazos de pan integral con aceite de oliva virgen extra para abrir el apetito.
De entrantes, unos txipirones en su tinta con aceite de perejil y jamón ibérico Joselito con pan y tomate.
Los principales fueron rape a la brasa con salsa vizcaína en forma de ajos con guarnición de arroz de carabineros, y carrilleras de ternera a la vainilla con crema de manzana y picatostes de vino tinto. Este último quizá fue el que más me sorprendió, la carne tierna, jugosa con el toque especiado de la vainilla y crujiente de los croutons. Una fiesta en el paladar.
El postre se trató de unas torrijas, o más bien sus torrijas. Formadas con láminas de mango caramelizado, rellenas de una mezcla de leche y sus filamentos, sobre una sopa de coco, coulis de mango y pistachos. Una mezcla muy acertada, cremosa y exótica.
Antes de terminar, los petit four: macaroons de chocolate, marshmallows de mandarina (sabor muy logrado), trufas (deliciosas) y panal de chocolate con mermeladas.
Entrar allí fue para mí como una total regresión a mis orígenes, a las comidas familiares del fin de semana, esas que terminan con largas sobremesas.
Es un placer poder descubrir lugares así en Londres, donde parece tan difícil encontrar restaurantes que representen la calidad de la cocina española. Buenos productos, buena elaboración, punto sorprendente, calidad. Y es que ese es el espíritu de Ametsa, acercar la cocina vasca al un público más internacional. Al parecer lo han conseguido y, seguro, seguirán trabajando para alcanzar el siguiente escalón.
P.d.: Gracias a José Godoy, el jefe de sala y manager, por su estupendo servicio y atención. Un placer conocer personas que disfrutan de lo que hacen y lo hacen con ilusión.
Un placer para dos sentidos, la vista y la “imaginación”. Y el mejor publireportaje para el Ametsa porque viene desde la admiración del cliente satisfecho.